Cuando las “vacaciones se ha
cen cortas”
Una Semana más descansada que santa
Descansar, viajar y rezar hacen parte de una semana santa para muchos, vacaciones para otros.
Por: Leidy Toscano
Se acercaba la semana de “locha”, esa misma que los más creyentes consideran “santa”. Para mí como estudiante era el tiempo de por fin descansar y apagar ese sonido desesperante de las 4 de la mañana; la alarma.
cen cortas”
Una Semana más descansada que santa
Descansar, viajar y rezar hacen parte de una semana santa para muchos, vacaciones para otros.
Por: Leidy Toscano
Se acercaba la semana de “locha”, esa misma que los más creyentes consideran “santa”. Para mí como estudiante era el tiempo de por fin descansar y apagar ese sonido desesperante de las 4 de la mañana; la alarma.
Ese viernes, deseado por muchos, llegó y la llamada de mi mamá no hizo espera para hacer la pregunta de: “vas a veir estas vacaciones”, después de unos minutos y pensando en la cantidad de trabajos que tenía que hacer esta semana, dije “No, mamá no puedo, seguro voy en las vacaciones de junio; es que tengo muchos trabajos” Esto por no decir la razón por la que realmente no quería viajar y era por esas nueve horas de viaje que tanto odiaba. Aunque también el profesor de redacción era la piedrita que no me dejaba emprender camino.
Siendo lunes “santo”, me encontraba disfrutando de un lindo día, a eso de las 11 de la mañana ,en la vista más agradable que podía tener desde mi cama. Desde ahí podía escuchar las ruedas de la maletas de los niños que viajaban y un “chao tos mira a ver si se levanta”. Pues tenía que hacerlo para sentarme frente a una pantalla a hacer uso de mi inspiración y escribir para “Piedrahita”. No puedo negar, las ideas fluían por esa misma soledad que había en el lugar y la sensación despreocupante de tener una semana tan plenamente tranquila.
Ya Jueves Santo y la pregunta que suelo hacer por esta época de “Hoy se puede comer carne” el tono dudoso de “no es mañana” “y luego cuándo es que muere Jesús” , total el almuerzo es sardinas por si las moscas”. La emoción del día era saber que iba ir al cine a ver “Alicia en el país de las Maravillas”. Eso sí era algo de lo que disfrutaba mucho, pues que mejor que estar frente a una pantalla gigante con palomitas, gaseosa, y lo mejor, sin preocuparse por el tiempo porque finalmente no tenÍa clase al otro día.
Increíblemente llega el viernes ya no tan esperado por todos, pues para los que viajaron significaba el camino de regreso, y los que nos quedamos era el volver a las actividades cotidianas como estar nuevamente frente a un salón escuchando hablar al profesor dos horas y volver a esa inspiración que hoy me tiene aquí redactando esta crónica. No sé qué tan “santa” fue mi semana, lo que sí puedo decir es que aunque estuve en las mismas cuatro paredes de siempre la pasé del carajo.
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