viernes, 28 de mayo de 2010

Mujeres que cuidan del día y de la noche.

Siempre hay una historia que contar, mientras se vigila.

Tres mujeres que desde entornos diferentes de trabajo, relacionan sus similitudes en sus labores como vigilantes.

Por: Leidy Toscano

Si nos pusiéramos a analizar la variedad de profesiones, empleos y labores que tiene que ejercer un individuo para tener una economía que le permita alimentarse, vestirse y cubrir sus necesidades básicas, entraríamos a un campo bastante extenso que tomaría mucho tiempo de narrar. y reduciéndolo a lo que realmente vamos a tratar y escogiendo como protagonista a una mujer que pareciera no conocer el despertar de un día, pero si sabe que es desvelarse toda la noche, ya que su labor como vigilante nocturna de un edificio,le han enseñado que para ver el pan del día, tiene que cuidar la oscuridad de la noche.

Lucia Quintero Torres, me abre las puertas de su pequeño espacio donde trabaja y al mismo tiempo vive, tras la presencia de los que residen en el edificio que entran y salen, se siente un espacio vacío en la vida de esta mujer, quien no tiene hijos y sólo tiene el recuerdo de un ex esposo, la cual se separo por conflictos que sólo están en su memoria.
Son muchas las mujeres que trabajan en la noche vigilando cuidando y haciendo guardia, ya sea desde un edifico, colegio o una cárcel, y pese a los perjuicios que pueden rondar sobre este tratándose de un empleo “brusco” para una mujer. Son ellas las que ante una mirada firme, que se pierde con la intuición de querer detallar cada persona que las rodea para darle más seguridad a lo que hacen, relatan experiencias vividas en su oficio con la serenidad que las caracteriza.
El edificio California es el sitio donde Lucía podría describir cada detalle y persona que abunda en el, también el lugar donde ha pasado sus últimos 18 años pendiente de familias que dejan la seguridad en sus manos, tornándose una gran responsabilidad que no resulta nada fácil si se tiene en cuenta que en cualquier momento su vida esta expuesta por la delincuencia e inseguridad que habita en nuestro país.

En el 88, LucÍa era aseadora en el edificio California y la propuesta de hacer un curso para desempeñarse como vigilante rondó su cabeza por varios días, hasta que finalmente aceptó. Luego de entrenarse y frente al miedo de su nuevo oficio asume el turno completo que implicaba la disposición y entrega a la nueva misión laboral, la cual ya no se trataba de dejar los pisos limpios por donde las personas pasaran, sino de cuidar cada huella y paso de cada persona que hiciera parte del edificio, una misión que sólo la valentía podía ser la mejor aliada de cada noche
Ante la invisibilidad de esos personajes que se esconden debajo de un traje de gala para hacer de las suyas, los cuales aparentan ser los señores respetados del edificio y no son más que los que encabezan una fuerte problemática de Colombia; el narcotráfico, pues Lucía no estaba ajena a esto ya que ella fue testigo de la presencia de, estos “señores respetados de California”. Alberto Giraldo, relacionista público del Cartel de Cali, era el mismo que Lucía protegía y mientras toda una investigación se adelantaba para su captura ella desconocía la verdadera identidad de este hombre, la cual se vino a enterar en los medios de comunicación, cuando se hizo visible la identidad y lo que realmente representaba; la mafia oculta en una persona particular que cínicamente humillaba y calumniaba a quienes le servían. Ella recuerda el suceso de las copas finas la cual fue acusada de robarlas, por un hombre sin escrúpulos; Alberto Giraldo quien murió en el 94.

Fue el miedo que la invadió en esa época, pues el temor de ser involucrada en las fechorías de ese hombre, y que por el simple hecho de abrirle la puerta, pudiera comprometerla en algo, era lo que realmente ponía a pensar a cualquiera.
Son muchos los oficios que escuchamos y creemos tener conocimiento de ellos, pero si entráramos a cuestionar lo que realmente significa estar frente a cada uno, descubriríamos las adversidades que aguarda cada trabajo,un ejemplo el ser una “simple vigilante” la cual se enfrenta a la inseguridad que acecha cada lugar.

La seguridad privada ha sido de gran importancia en muchos contextos sociales, ya que si no fuera por la existencia de las empresas encargadas del personal, que vigila en la instalaciones que así lo requieren, no habría un control de los sitios donde transita mucha gente exponiendo la seguridad , y ante la valentía que este oficio necesita eran los hombres quienes asumían esta misión, cuidar una entidad y proteger la vida y el bienestar de las personas. A partir de los 80 es cuando la mujer empieza a tomar posición en diferentes campos; uno de ellos la seguridad privada.


Viernes 14 de Mayo
12: 15
Barrio Teusaquillo
Universidad Inpahu
Sede: 3
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Fabiola Ruiz trabaja como vigilante a diferencia de Lucía Quintero, que labora de noche en un edifico. Ella trabaja de día en la Universidad Inpahu.
En la sede 3 de la universidad, mientras entran y salen estudiantes, ante la antipatía e indiferencia, Fabiola dice en un tono de voz desconcertante “Lo que mas se hace aburridor en este trabajo es el trato de los alumnos, ya que no aceptan las funciones que tenemos, no entienden que cumplimos con un trabajo”.Los peligros que acechan a Fabiola durante su turno es la ambulación de constante de indigentes y ladrones, lo que hace que ella aún mas prevenida y exigente con los estudiantes que habitan la universidad.

Fabiola Ruiz llega como vigilante por aquella circunstancia que la puso entre la espada y la pared, entre lo que era una secretaria, acostumbrada a sus funciones de oficina, y pese a que su contrato terminó, se encontraba en espera de otro como secretaria. “El trabajo no salía y las necesidades aumentaban, es por eso que ante la única opción visible en esos momentos de ser vigilante, tome el uniforme y siendo lo más complicado para mi en un comienzo por la falta de costumbre, asumí la responsabilidad de velar por la seguridad de otros“. “Para mí lo mejor de trabajar en este oficio es el aprender a manejar situaciones y el llegar a ser mucho más tolerantes, como también ser mas cautelosos y detallistas con las personas, no es algo que solo funciona como empleado sino como seres humanos, lo que menos me agrada de lo que hago es el hecho ser tratados como números o códigos, donde se olvida que somos personas” argumenta.

Para Fabiola el sueldo no justifica ocho horas de trabajo y aunque ha recibido otras propuestas del trabajo dentro del mismo campo de seguridad que sería mejor remunerado, piensa que el esfuerzo es doble y aún más esclavizante.
Fabiola Ruiz tiene 49 años y lleva tres años trabajando como vigilante,por que no tuvo más opciones, es clara en decir que si ella acepta este empleo es por la necesidad y porque el sacrificio vale la pena por sus hijos quienes ya son mayores y van a la universidad, los cuales aunque no demerite su trabajo no quisiera ver que uno de ellos tuviera que ponerse un uniforme de seguridad privada.
Actualmente se encuentra a la expectativa de otro empleo, donde no dudaría dejar su función como vigilante, porque como ella es clara en decir “es más la necesidad que el gusto por lo que hace“.

La Tonfa, el kepis, el chapuzo y la sobaquera son términos muy conocidos dentro del vinculo de la seguridad privada. Y mientras hacia uso del humor negro para explicar lo que era la tonfa, fue clara en decir que hasta el momento no la había tenido que utilizar en defensa propia, al hablar del kepis (la gorra) recuerda que fue lo que más le causo problema cuando empezó a trabajar ya que no se acostumbraba a usarla y mientras señalaba cada detalle de su uniforme como el chapuzo y la sobaquera iba recordando detalles y riendo con ellos, pues nunca se imagino en esas como ella dice.

La tonfa, es el arma originada en Orinawa, la cual es utilizada por los cuerpos oficiales y de seguridad privada, como un método de autodefensa, para controlar las situaciones que se puedan presentar, permite inmovilizar a las personas agresivas que puedan atacar.

El kepis hace referencia a la gorra militar que esta en forma de gorra cilíndrica y visera horizontal que usan las personas encargadas de la seguridad.
Por otro lado el chapuzo es donde se guarda el revolver la cual es visible , y la sobaquera es donde tambien se guarda pero de manera mas oculta.
Estos conceptos pueden sonar desconocido para muchas personas pero para Fabiola son indispensables en su labor.







Viernes 14 de Mayo 2010
Hora: 3: 45 pm
Barrio: Ciudad Jardin
Escuela la sede de Gustavo Morales

En la Escuela de Gustavo Morales a eso de las 3: 45 de la tarde cumple el turno de vigilancia Claudia Beltrán, en un lugar ausente de niños que no tuvieron clase, una mujer que a sus 30 años persigue el sueño de estudiar una carrera, pero que por falta de dinero y oportunidades tomo como empleo la seguridad privada. Cobasec le abre sus puertas para que ella haga parte del cuerpo de empleados que son vigilantes de diferentes lugares.

“He trabajado como vigilante en hospitales, almacenes de cadena y ahora aquí en la Escuela Gustavo Morales. “Lo más difícil para mi de trabajar en la escuela es aprender a manejar los niños y a los papás” dice Claudia.
“En el momento que termine mi bachillerato creí que las oportunidades iban a ser más amplias en lo laboral, pero la unica posibilidad en ese entonces era trabajar en servicios generales en lo que dure cuatro años“ Un un oficio menos esclavizante que la vigilancia pero poco agradecido”.

Claudia vive con sus padres y hermana, tiene el anhelo de estudiar ingeniería de sistemas, para ello intento sacar un crédito que permitiera pagar sus estudios pero le fue negado, aunque no pierde la illusión de estudiar, sabe que sera difícil que el horario de trabajo se adjuste al de la universidad.

Ante la pregunta de que turno prefiere si el diurno o el nocturno, Claudia toma unos segundo y ante el silencio que invadía dicha hora y lugar responde: “cuando estoy de día el trajín de los niños, logra ser bastante estresante, entonces prefiero la noche por el silencio y la tranquilidad menos ruido y movimiento, pero al mismo tiempo siento hace falta los niños es como ahorita mismo, aún hacen faltan entonces para mi los dos turnos son agradablea hasta cierto punto”..
“Las empresas de seguridad van rotando al personal a medida que los contratos se acaban o se renuevan, es por eso que apegarse al sitio, o los compañeros de trabajos es absurdo por los constantes cambios que se realizan desde la administración.”

Para Claudia fue difícil dejar el hospital donde duro el tiempo suficiente para adaptarse y acoplarse al ritmo del trabajo, horario y todo lo referente a un hospital pues de ahí veia la posibilidad de cambiar de empleo ya que se estaba capacitando en el area de facturación. Aunque Claudia siente que aún no se ha adaptado en su nuevo sitio de trabajo, siente que el trabajar en seguridad privada a sido una gran oportunidad laboral que muchos no tienen.

En Bogotá exiten empresas encargadas de la seguridad privada una de ellas es Cobasec, una empresa líder en seguridad y vigilancia privada brinda servicios de seguridad física, monitoreo de alarmas y sistemas electrónicos de seguridad, circuitos cerrados de televisión, seguridad canina y escoltas; y asesorías en seguridad. lleva 21 años funcionando en seguridad y se especializa en los sectores de seguridad bancaria, petrolera, comercial e institucional.

La seguridad privada en sus inicios empezó com hombres cuando comenzó a surgir la guerrilla, fue de ahí que se incremento la seguridad, y se dio la necesidad de crear empresas que prestaran dicho servicio. Las
mujeres que están frente a la vigilancia y casos especificos como Lucía Quintero, Fabiola Ruiz y Claudia Beltrán, aunque trabajan en distintos campos ya sea desde un edificio universidad y colegio, concuerdan con lo esclavizante que puede llegar hacer cumplir un turno de 8 ,12 o más horas por un salario que no justifica el esfuerzo y riesgo que implica, asumir la seguridad de un sitio para bienestar de otros.

En medio de lo estresante que es los distintos entornos en los que estas mujeres trabajan, ejemplo un edificio estrato 6, donde la gente mira por encima del hombro, o los universitarios que juegan a romper las reglas todo el tiempo sin respetar la función de otros, esto sin contar con los niños que ante los papás son unos pero en la escuela otros.

Son las experiencias que viven a diario estas mujeres que desde distintos movimientos de trabajo coinciden con las ventajas y desventajas que resulta trabajar como vigilante.
Pero aún así y lo que mas se puede destacar de este oficio, es que las mujeres toman un papel importante dentro de él, ya que son muchas las que se desempeñan en este campo, argumentando su necesidad y única opción que tenían en ese momento, saben que su sacrificios valen la pena pues Lucía una mujer de 52 años se encuentra a la espera de su pension, Fabiola Ruiz vive el orgullo de ver sus hijos estudiando en la universidad y Claudia Beltrán saca adelante sus padres y mantiene el sueño vivo de ser una ingeniera de sistemas.








Foto de: Leidy Toscano Foto de: Leidy Toscano
Lucia Quintero Torres con Fabiola Ruiz con su kepis y la tonfa
su uniforme de guardian b hacen parte de sus elemntos de trabajo



Foto de: Leidy Toscano
Claudia Beltran en la Escuela
Sede de Gustavo Morales.

Bibliografia
http://www.elempleo.com/clientes/detalle_empresa.asp?id=2672

http://es.thefreedictionary.com/kepis

http://www.galeon.com/jlgarcia/tonfa.htm